1.CASO D.GENERAL (ZARA)

Zara: moda rápida

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gracias a un sistema móvil de localización que ubicaba las prendas colgantes en la adecuada área de código de barras y a cintas transportadoras capaces de llevar 45.000 prendas dobladas por hora. Cuando los pedidos eran enviados desde los ordenadores de mano de las tiendas (dos veces por semana durante los períodos regulares, y tres veces por semana durante la temporada de rebajas), se comprobaban en el centro de distribución y, si escaseaba un determinado artículo, las decisiones de asignación se tomaban sobre la base de niveles históricos de ventas y otras consideraciones. Una vez aprobado el pedido, el almacén expedía las listas que se utilizaban para organizar los repartos. Los envíos se hacían dos veces por semana a cada tienda a través de servicios de reparto ajenos; dos días por semana se hacían a una parte de la red de tiendas, y otros dos días a la otra. Aproximadamente el 75% de las mercancías de Zara, de acuerdo con su peso, se enviaban por carretera, mediante un servicio de reparto ajeno que trabajaba principalmente con Zara, a tiendas de España, Portugal, Francia, Bélgica, Reino Unido y algunas regiones de Alemania. El 25% restante se enviaba principalmente por vía aérea, con KLM y DHL, desde los aeropuertos de Santiago de Compostela (un importante centro de peregrinación de Galicia), y Oporto, en Portugal. Los productos solían llegar en un plazo de 24-36 horas a las tiendas localizadas en Europa, y de 24- 48 horas a las tiendas de fuera de Europa. Lorena Alba, directora de logística de Inditex, consideraba el almacén más un lugar donde mover las mercancías que un sitio donde almacenarlas. Según ella: «La gran mayoría de las prendas están aquí sólo unas pocas horas», y ninguna había permanecido nunca en el centro de distribución más de tres días. El cumplimiento de este programa en el contexto de una red de tiendas que se expandía rápidamente requería de constantes ajustes de la secuencia y el tamaño de los repartos, así como de la elección de rutas. La reforma más reciente se realizó en enero de 2002, cuando, al prolongarse los tiempos de envío, Zara había empezado a programarlos por zonas horarias. A primera hora de la mañana, cuando los gerentes de tienda aún estaban haciendo inventario, se embalaban y enviaban pedidos para América, Oriente Medio y Asia; por la tarde, se atendían los pedidos de las tiendas europeas. El centro de distribución generalmente funcionaba a la mitad de su capacidad, pero los aumentos de la demanda, sobre todo al inicio de las dos temporadas de rebajas en enero y julio, incrementaban sus índices de utilización y obligaban a la contratación de varios cientos de trabajadores temporales para complementar a los cerca de 1.000 empleados permanentes. A pesar del histórico éxito de Zara en la ampliación de su sistema de distribución, los observadores especulaban que el modelo de logística centralizada podría, en última instancia, estar sujeto a deseconomías de escala –que lo que funcionaba bien con 1.000 tiendas podría no funcionar con 2.000. En un intento por incrementar la capacidad, Zara estaba empezando a construir un segundo centro de distribución, que se iniciaría en el verano de 2003. Con un coste de 88 millones de euros, este segundo centro importante de distribución añadiría 120.000 metros cuadrados de espacio de almacén cerca del aeropuerto de Zaragoza, 300 km al noreste de Madrid, y también con acceso directo a la red ferroviaria y de carreteras. Este documento es una copia autorizada para uso particular de D./Dª. Fernando Moroy Hueto, 2014-07-09

IESE Business School-Universidad de Navarra

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