1.CASO D.GENERAL (ZARA)

Zara: moda rápida

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nuevos pedidos de los mismos. Los artículos más básicos, cuyos costes de producción eran importantes, pero no así su tiempo de llegada al mercado, se solían subcontratar en Asia, ya que la producción en Europa normalmente era un 15-20% más cara para Zara. Unos veinte proveedores representaban el 70% de todas las compras externas. Aunque Zara tenía vínculos duraderos con muchos de estos proveedores, minimizaba los compromisos contractuales con ellos. La fabricación interna era la principal responsabilidad de veinte fábricas totalmente propias, dieciocho de las cuales estaban localizadas dentro o en los alrededores de la sede central de Arteixo, La Coruña. El espacio para crecer lo proporcionaban terrenos desocupados dentro y en los alrededores del principal complejo de fabricación, y también al norte de La Coruña y en Barcelona. Las fábricas de Zara estaban muy automatizadas, especializadas por tipo de prenda y se centraban en las partes intensivas en capital del proceso de producción –estampado, diseño y corte–, así como en el acabado final y la inspección. La integración vertical de la fabricación había comenzado en 1980, y desde 1990 se habían realizado importantes inversiones en la instalación de un sistema «justo a tiempo» en estas fábricas en cooperación con Toyota, uno de los primeros experimentos de esta clase en Europa. Como resultado, los empleados habían tenido que aprender a usar nuevas máquinas y a trabajar en equipos multifuncionales. Incluso en el caso de las prendas que se fabricaban internamente, se enviaban prendas cortadas a unos 450 talleres, localizados principalmente en Galicia y en el norte de Portugal, que ejecutaban el cosido, una labor que requería mucha mano de obra y era insensible a las escalas. Estos talleres eran generalmente pequeños, con una media de unos 20-30 empleados, aunque algunos empleaban a más de cien personas, y estaban especializados por tipo de producto. Como subcontratistas, tenían generalmente relaciones duraderas y estables con Zara, que representaba la mayoría de su producción, si no toda, y les proporcionaba tecnología, logística y apoyo financiero. La compañía les pagaba una tarifa convenida por prenda, llevaba a cabo inspecciones en los sitios e insistía en que cumplieran con la legislación fiscal y laboral del país. Las prendas cosidas eran enviadas de vuelta al complejo de fabricación de Zara, donde eran inspeccionadas, planchadas, dobladas, puestas en bolsas y etiquetadas antes de ser enviadas al centro de distribución colindante. Distribución Como todas las cadenas de Inditex, Zara tenía su propio sistema centralizado de distribución. Dicho sistema estaba compuesto por unas instalaciones de aproximadamente 400.000 metros cuadrados situadas en Arteixo, apoyadas por centros de distribución por satélite en Argentina, Brasil y México, que eran mucho más pequeños. Todas las mercancías de los proveedores, internos y externos, pasaban a través de este centro de distribución en Arteixo, que operaba sobre una base de turnos dobles. El movimiento de las mercancías dentro del centro de distribución estaba automatizado

Este documento es una copia autorizada para uso particular de D./Dª. Fernando Moroy Hueto, 2014-07-09

IESE Business School-Universidad de Navarra

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