ESTRUCTURA E INDUSTRIA

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pesar de lo cual, y aunque como se ha dicho anteriormente gozaba de gran prestigio entre los profesionales de las finanzas, no consiguió atraer a un importante número de inversores, ni cap- tar importantes sumas de dinero. No obstante, Jones fue el modelo a imitar para el incipiente sector de fondos de cobertura. Durante los años sesenta del siglo XX comenzaron a crearse fondos de cobertura, pero a causa del mercado alcista de aquella década, muchos de los nuevos hedge funds olvidaron las po- siciones cortas para centrarse en posiciones largas apalancadas, las cuales, en mercados que suben, producen rentabilidades enormes. Los llamados fondos de cobertura eran de hecho fondos únicamente de posiciones largas y apalancadas y totalmente expuestos al mercado. En 1968 existían en torno a 200 fondos de cobertura, entre otros el de George Soros, que tanta fama tendría en la década de los noventa. En la década de los setenta los fondos de cobertura tuvieron su primera crisis, a causa de las caídas de los mercados de valores derivadas de la crisis del petróleo de 1973. Muchos de los gestores que tenían posiciones largas y apalancadas sufrieron pérdidas cuantiosas. Según For- thergill y Coke (2000) se estima que los activos bajo gestión de los fondos de cobertura cayeron en torno al 70%. Durante los años ochenta sólo se mantuvieron un pequeño número de hedge funds : en 1984 sólo existían 68 fondos de este tipo. La mayoría de estos fondos eran inversiones destinadas a satisfacer las necesidades de grandes fortunas (tanto de individuos con altos patrimonios, como de las llamadas oficinas familiares o family offices en inglés), y se conocían a través de circuitos exclusivos e informales. En esta década algunos fondos de cobertura lograron ren- tabilidades muy atractivas. La prensa comenzó a mostrar interés por esta clase de inversiones. A finales de los ochenta y principios de los noventa del pasado siglo, el sector estaba dominado por los gestores norteamericanos, con su cede central habitualmente ubicada en NuevaYork. Ope- raban ya entonces los fondos de cobertura en múltiples mercados, pero sus mayores beneficios provenían de operaciones con bonos emitidos por países del G-7 y de los mercados de divisas. No fue hasta bien entrada la década de los noventa cuando los fondos de cobertura realmente tuvieron su despegue. En esta década los inversores institucionales (como, por ejemplo, las compañías de seguros, los fondos de pensiones o diversas fundaciones) comenzaron a invertir en estos fondos, que en la década anterior eran utilizados casi exclusivamente para las grandes fortunas. La falta de regulación había alejado hasta entonces a los inversores institucionales de este tipo de inversiones. Tres fueron las causas que motivaron el crecimiento del sector. La primera, el fuerte crecimiento de personas con grandes patrimonios; este tipo de cliente incre- mentó su patrimonio, entre otras razones por el enorme incremento del precio de las acciones,

LECTURAS MFIA Gestión de activos tradicionales y alternativos LIBRO 4

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