6 Ética de las Finanzas 180718

99 Segunda parte

do el crédito a la clase media, lo que permite incrementar el consumo sin que lo haga en la misma medida el ingreso. La falta de intervención del regulador hace que los niveles de endeudamiento de las entidades financieras, los gobiernos, las empresas y las familias crezcan sustancialmente. La crisis de 2007 viene además precedida por una desregulación sin precedentes en la historia, tanto de la movilidad de capitales como de la intervención en las instituciones financieras. Las entidades financieras se han convertido en entidades globales o están localizadas en paraísos fiscales, donde no llega la regulación nacional. El político que está detrás del regulador, tam- poco tiene incentivos para frenar la subida de precios, que hace a todo el mundo sentirse rico, porque se beneficia electoralmente de ella y porque una ideología –el liberalismo– le garantiza el buen sentido económico de fenómenos “espontáneos” que él no controla. La bolsa no deja de subir, los inversores arriesgados obtienen buenas rentabilidades. El merca- do de bonos se dinamiza, las empresas y los gobiernos incrementan sus emisiones. Los bancos conceden más crédito que nunca y como lo pueden revender a través de las titulizaciones, pueden seguir ofreciendo crédito. La extensión del crédito a la inversión inmobiliaria en USA o en España dispara la burbuja inmobiliaria. Se desarrollan productos estructurados pensados para el pequeño inversor, con derivados que permiten incrementar la rentabilidad. Estas nuevas funciones y modos de operar del sistema financiero generan nuevas situaciones de riesgo sistémico: cuando una parte del sistema cae, el resto amenaza con un derrumbe en cadena por contagio. Cuando para la música, el efecto es devastador. La crisis financiera que estalla en 2007 se ha ido gestando durante veinte años; el resultado final es conocido. Como en todas las burbujas financieras el exceso de endeudamiento y la movilidad de capitales a corto plazo han jugado un papel fundamental (Ferguson, 2008). La introducción constante de productos financieros apalancados, avalados en positivo por la innovación financie- ra, hace que la calibración del riesgo sea difícil. La desregulación financiera junto a la laxitud de las autoridades nacionales y la ausencia de un regulador global conduce a la toma de posiciones de extremo riesgo. Los agentes financieros institucionales que han operado durante este tiempo en el mercado lo han hecho en circunstancias cambiantes, en un entorno de alta volatilidad. El inversor individual se comporta como especulador sumándose y contribuyendo a la espiral alcista en los precios de los activos. En la época de la información, la falta de transparencia sobre determinados productos no impide que se los adquiera cuando prometen una rentabilidad su- perior a la de mercado. Así uno puede participar en la globalización a través de los nuevos pro- 5.11. LA CRISIS FINANCIERA

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