6 Ética de las Finanzas 180718

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los productos químicos, para calificar algunos activos que eran comprados y vendidos cuando constituían verdaderas bombas de tiempo que podían explotar en las manos a su tenedor.

La importancia que cada operación pueda tener en el conjunto de la cartera de un agente puede controlarse a través de la diversificación, en lo que hace a su riesgo específico. Más difí- cil es controlar el riesgo sistemático de que toda la economía baje simultáneamente. En todo caso, ante cualquier técnica de ventas de productos financieros, la primera virtud es siempre la prudencia: nadie regala el dinero, y si parece que lo regala, es que hay alguna cláusula oculta. Esa prudencia no ha de pedirse solo del lado del comprador. Del lado del vendedor hay tam- bién una necesaria contribución a la prudencia del comprador, consistente en asegurarse de que, aunque se canten las alabanzas del producto, el comprador comprenda bien los trade-offs entre riesgo, liquidez y rentabilidad en que está entrando. Aprovechar la incapacidad del com- prador para venderle valores que no entiende empleando las herramientas de manipulación psicológica de la publicidad y otras técnicas de ventas, constituye sin duda un abuso ético. Conforme la experiencia va mostrando el impacto que ello tiene sobre la participación en los mercados, se vuelve también cada vez más una acción ilegal. Que la información sobre el pasado sea verdadera y simétrica es solo parte de la cuestión ética en torno a ella. Además debemos preguntarnos por su disponibilidad. Si las estimaciones sobre el futuro guían las decisiones de los agentes y se construyen a partir de los datos disponibles del pasado y el presente, es clara la importancia ética de quién conoce qué. También lo es su importancia económica, porque el precio de un valor en un mercado depende de las decisio- nes de todos los agentes que operan en torno a él. Información lleva a decisiones; decisiones llevan a precios. Cada información debe por ello venir acompañada de unas reglas de difusión o de secreto ade- cuadas y ellas mismas públicas. Ese es el principio ético básico. Algunas piezas de información deben estar disponibles para todos de manera que cada cual pueda decidir si invertir, desinvertir o mantenerse aparte de la empresa; es información pública. Otros elementos informativos de- ben estar en el conocimiento de determinados círculos de la compañía, que necesitan saberlos para hacer su trabajo pero no deben comunicarlos afuera de esos círculos ni usarlos para otros propósitos. Hay también información que se comunica a las autoridades para que puedan cum- plir sus roles fiscales, reguladores, judiciales, etc., sin que necesariamente ello implique hacerla de conocimiento general. Se espera cierta confidencialidad de los funcionarios públicos. Y hay, en fin, otras piezas de información que constituyen secretos tecnológicos, organizacionales, co- merciales, etc. de la compañía y que solo puede conocer el alto gobierno de la empresa. DIFUSIÓN Y SECRETO

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

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