6 Ética de las Finanzas 180718

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siones, incluso sobre el pasado, de las que no puede saber si son verdaderas o falsas. Esta es una incertidumbre de índole lógica: no porque el futuro sea incierto, que lo es, sino porque de premi- sas falsas, razonando bien, puede obtenerse cualquier cosa. Si nuestra conclusión es verdadera, será por casualidad; si es falsa, la tomaremos por verdadera y con ello nos engañaremos. Uno de los principios básicos de la Ética consiste en atribuir a los demás lo mismo que nos atribuimos a nosotros mismos. Si nosotros tenemos derecho a elaborar proyectos legítimos y llevarlos adelante de manera inteligente y libre, debemos reconocer ese mismo derecho a todas las demás personas. Lo contrario sería ponernos esencialmente por encima de ellos, con- siderarnos seres superiores que juegan por reglas diferentes. Si nosotros necesitamos informa- ción verdadera para que nuestra inteligencia opere sobre ella, igualmente ocurre con los otros. Por eso, una primera proposición moral referida a la información en las finanzas es que esta debe ser siempre verdadera, hasta lo mejor de nuestro conocimiento. Decir lo que no es verdad a sabiendas es la definición de mentir. Su primer efecto es engañar al otro, haciéndole tomar lo falso por verdadero. Su segundo efecto, conforme se usa más a menudo, es la pérdida de credibilidad de nuestra palabra: ya no engaña a nadie porque nadie cree que sea verdad. Por ejemplo, la pérdida de credibilidad del sector financiero frente a sus clientes es una de las con- secuencias de las mentiras en torno a la crisis de 2007. La verdad sobre el pasado y el presente es lo que habitualmente conocemos como verdad: lo que se dice ha de corresponder con la realidad de lo que ocurrió. A ella se oponen, como acabamos de mencionar, la mentira, si decimos lo falso a sabiendas; el error, si decimos lo falso pensando nosotros mismos que es verdadero; y la omisión, si callamos parte o toda la verdad que sería nuestro deber comunicar. Todo esto trata sobre los hechos sucedidos. La verdad sobre el futuro es, sin embargo, de otra naturaleza. No consiste en adivinar lo que pasará, lo cual puede estar fuera del alcance humano, sino en cumplir nuestra palabra dada en contratos explícitos o implícitos. Nuestra intención de cumplir lo que prometimos, nos conven- ga o no hacerlo en el momento, es lo que hace verdadero aquello que decimos. En todo caso, es la verdad sobre la parte del futuro que queda bajo nuestro control: cómo serán las cosas si es por nuestra voluntad. Decir la verdad también en este sentido constituye igualmente una exigencia ética del respeto a la inteligencia del otro.

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

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Por otra parte, la información sobre cuestiones de hecho debe ser simétrica. Una forma de mentir consiste en dejar al otro engañarse, sin decirle nada falso pero diciéndole solo una parte escogida de la verdad. Evidentemente, si por su posición el otro tiene derecho a una informa-

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