6 Ética de las Finanzas 180718
51 Primera parte
desea a cambio. Y una vez que las contraprestaciones han sido realizadas, la relación termina y nada más nos une con la contraparte.
No ocurre lo mismo con las relaciones típicamente estructuradoras de las grandes organizacio- nes. Pertenecer a la misma organización o ser conciudadanos del mismo país, establece com- promisos mutuos abiertos en el tiempo, que no se agotan en un evento ni pueden preverse con total precisión al momento de entrar en ellos. Por esa razón, requieren un grado de comu- nicación mayor con la contraparte: es preciso un lenguaje compartido para hablar al menos de los aspectos de la vida en común que la relación establece. Las relaciones comunitarias, finalmente, suponen un grado de implicación mayor de los indivi- duos entre sí, que abarca no solo aspectos públicos de la vida sino también otros más íntimos. La intensidad de la relación comunitaria pide una comunicación más completa de la persona que en cualquiera de los demás modelos; por tanto, un lenguaje compartido que incluya no solo la objetividad de las conductas sino también la subjetividad de las intenciones y motivaciones. Estos modelos se combinan en relaciones de cooperación en que las personas se hacen bien mutuamente. De hecho, si dejan de ser cooperativas en algún sentido (por ejemplo, si existiera un fraude mercantil en el caso de las relaciones de mercado), pasarían a ser relaciones antiso- ciales y tendrían serios problemas de legitimidad social. Cuando alguien tiene un proyecto, habíamos dicho, organiza un plan con fines intermedios, que a su vez son medios para otros fines. En ellos debe gestionar, frecuentemente a través de las mismas relaciones, una escasez compleja con un componente material y otro de calidad moral de las relaciones. Como es obvio, esa persona utilizará aquellas de sus relaciones que le resulten accesibles. Si mi proyecto incluye comprar un piso de 100.000 euros, tal vez yo ten- go 10.000 míos; tal vez mis padres quieren regalarme 10.000; tal vez obtengo un subsidio del Estado por otros 10.000; tal vez un amigo me presta 10.000 más a corto plazo sin intereses, a cambio de que le devuelva simplemente la misma cantidad; y finalmente tal vez el banco me presta los 50.000 restantes a largo plazo por un interés, como parte de su negocio hipotecario. Así he reunido los 100.000 usando mis propios recursos por valor de 10.000, y formas distintas de cooperación –comunidad, ciudadanía y mercado– por valor de 90.000 en total, de las cuales la más importante fue la cooperación entablada en el mercado por 50.000 euros. 3.4. LA COMPLETITUD Y EL EQUILIBRIO DE LAS RELACIONES
Esta es la gestión de la escasez material de mi proyecto. Pero además, cuando hay una relación de colaboración puede plantearse una pregunta sobre la justicia de esa relación, que es una
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