6 Ética de las Finanzas 180718
49 Primera parte
pero podría preguntárseme si ese cambio en el fin último es a su vez racional o no. Como dice el proverbio “quien no vive como piensa, acaba pensando como vive” en un ejercicio de lo que se llama a veces “racionalización”. El nombre de “racionalización” significa aquí dar estructura exterior racional a lo que, profundamente, es irracional. Las diversas cadenas demedios y fines que nos llevan a la felicidad tienen eslabones que depen- den solo de nosotros mismos y eslabones que dependen de la colaboración de otros. Poseen, por otra parte, eslabones en que es central la administración de bienes escasos (los llamados bienes y servicios económicos, el poder, el dinero, el esfuerzo, el tiempo…) y otros eslabones en que lo esencial es el manejo de bienes que no son físicamente escasos, sino que si bien no abundan, su escasez sigue una regla distinta, como la calidad de las relaciones. No hay duda de que la calidad de las relaciones es un bien escaso: a todos nos gustaría, por ejemplo, tener más y mejores amigos. Sin embargo, no es una escasez como la del tiempo o el dinero, donde el empleado en una cosa ya no puede emplearse en otra. Al revés, la amistad, cuanto más se ejercita, con ese mismo acto no se consume sino que se produce. Si tenemos muchos amigos, tenemos muchos contactos y mucha práctica, por así decirlo, y nos resultará más fácil, no más difícil, hacer nuevos amigos. Con frecuencia, ambos tipos de escasez, la que tiene como base la existencia de bienes eco- nómicos y la que no, se gestionan juntas en el mismo paso de nuestra cadena, formando lo que en otro lugar hemos llamado la “escasez compleja” (González Fabre, 2005). Por ejemplo, si mi proyecto incluye comprar el pan hoy, como un medio para mantenerme vivo y alimentado, que a su vez será un medio para algún otro propósito, y la chica de la panadería con las prisas me da el cambio mal (por ejemplo, me da cambio de 20 cuando yo le he entregado un billete de 10), he ahí un problema sencillo que sin embargo debo gestionar. Supongamos que las al- ternativas son dos: devolver lo que recibí de más, o no hacerlo. En cada una de esas alternativas se juega mi escasez de dinero, un bien material que lo tengo yo o lo tiene ella; pero también gestiono la justicia en la relación. La justicia es una cualidad que no la tiene una de las dos par- tes, sino que si la relación es justa, es justa para ambos, y si es injusta, también lo es para ambos. Más aún, la justicia tiende a reproducirse a sí misma, porque si yo actúo con justicia en este contexto, será más probable que actúe así la próxima vez, en otro contexto, quizás por una cantidad mucho mayor; y si la dependienta es tratada con justicia en la situación, será más pro- bable que actúe con justicia en situaciones semejantes en que ella sea la parte beneficiada por el error. Al contrario, si me quedo el dinero a sabiendas y disminuyo así mi escasez de dinero, pero al mismo tiempo empeoro la calidad de la relación haciéndola injusta, es más probable que actúe de la misma forma la próxima vez que aparezca la oportunidad, quizás por una can- tidad mucho mayor: quien es infiel en lo poco, lo es también en lo mucho.
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