6 Ética de las Finanzas 180718
29 Primera parte
En ese sentido, la de las finanzas es la más “económica” de todas las éticas profesionales, la que peor admite la discusión de fenómenos específicamente morales, como la justicia, el cuidado del otro, o la procura del bien común. Su virtud, tanto a nivel individual como co- lectivo, es la eficiencia, tal vez la estabilidad (aunque esta la tematiza bastante menos, entre otras cosas porque es más complicada matemáticamente al involucrar el tiempo). A nivel individual, cada uno intenta procurarse la maximización que prefiere; a nivel colectivo la maximización de la eficiencia surge de los mercados si se los deja operar, de manera que no tiene que ser perseguida intencionalmente por nadie. • Otra dificultad de la Ética de las finanzas consiste en que hay en ella algunas asimetrías inevita- bles entre el dueño de los recursos y quien toma las decisiones sobre los mismos , si no se trata de la misma persona. Esto ocurre en realidad en todas las éticas profesionales, puesto que en todas ellas nos dirigimos a alguien que sabe más pero tiene menos en juego que nosotros. Sin em- bargo, enmuchas de esas éticas es más posible una evaluación independiente de la calidad del producto adquirido por parte del comprador del servicio profesional, puesto que ese producto se encuentra en el presente. Si el producto de un determinado servicio profesional es en reali- dad una promesa para el futuro, resultamás difícil de evaluar, y tantomás cuantomenos líquido sea ahora, esto es, cuanto más difícil resulte convertir su valor presente en dinero. Dos asimetrías deben preocuparnos especialmente desde el punto de vista ético. La primera es la asimetría de información entre el operador profesional en los mercados financieros, y su cliente, que no necesita serlo. El primero está en mejores condiciones que el segundo para estimar adecuadamente las consecuencias esperadas de un curso de acción; de ahí que re- curramos a él como profesional. Pero, al mismo tiempo, existe la posibilidad de que utilice esa asimetría de conocimiento para maximizar su propia ganancia, actuando como un agente mi- croeconómico en interés propio, no necesariamente como un profesional al servicio de otros. El mismo problema de la asimetría de información se da entre los operadores profesionales grandes y pequeños, entre los que tienen datos más o menos internos y los que dependen únicamente de informaciones públicas, etc. Tratándose del valor futuro de una determina- da deuda, cualquier ventaja estructural en la determinación de ese valor, o sea, del futuro previsible, otorga una posición competitiva desigual en los mercados, que puede ser con- siderada injusta. Una segunda asimetría éticamente significativa es la que ya hemos mencionado entre los riesgos que soporta quien pone los recursos, y los que asume el profesional que los gestiona. El primero puede perder su dinero y, en el caso de los productos apalancados, incluso más. El segundo puede perder su empleo, hasta su carrera si queda finalmente inempleable en la industria, pero no más. Particularmente conserva las comisiones ganadas en el pasado. Esto
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