6 Ética de las Finanzas 180718
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y final de la transacción. En ese tiempo, tenemos básicamente un papel firmado y la confianza de que la contraparte cumplirá aquello a lo que se ha comprometido.
Confianza es pues, antes que nada, creer en el valor de la palabra del otro, en que el otro dice la verdad respecto a su comportamiento futuro. Si luego las cosas le van mal y no puede hacer frente a aquello a lo que se comprometió, llegará el momento de renegociar, y entonces de nuevo vuelve a ser decisivo cuánto creamos que su disminución de posibilidades no depende de su intención sino de circunstancias a las que quiere sobreponerse. Por eso, como el célebre cuento infantil del pastor y el lobo, la historia es decisiva para saber cuánto se puede confiar en alguien. Hay clasificaciones y ficheros de morosos a nivel de in- dustria para transmitir esa historia a quienes no la conocen de primera mano. Quien miente respecto a sus compromisos, suscitando en los demás una confianza que no piensa honrar, relativamente pronto se ve fuera de los mercados porque su fama se extiende y vale la pena, económicamente hablando, extenderla. Desde el punto de vista político, el problema clave quizás sea el de la legitimidad: la acción eco- nómica no es solamente asunto de quien actúa, sino también de los demás que son objetos o espectadores de esa acción. Es en realidad un asunto colectivo, no individual, porque en última instancia consiste en una forma de colaboración para crear valor. Si los otros le ofrecen coope- ración es más probable que la empresa alcance sus fines; si ellos la dificultan, será más difícil. La colaboración o falta de ella con frecuencia presenta el tipo de motivaciones morales de que hablábamos en el epígrafe anterior. Puede ocurrir que la acción presuntamente de cooperación en sí misma –por ejemplo, un contrato hipotecario– nos parezca abusiva y una forma de explo- tación más que de colaboración justa. Puede ocurrir también que no sea tanto la acción como el actor –una compañía financiera de algún tipo– el que nos parezca sospechoso, precisamente porque perdió en el pasado la autoridad moral y ya no confiamos en nada de lo que pueda decir. La legitimación o deslegitimación de una empresa, sus negocios y las propuestas que en ese contexto pueda hacer, tiene mecanismos de ejecución de contornos diversos, más o menos di- fusos. Los más rápidos y precisos se vuelven acción política inmediata, como la regulación oficial de obligado cumplimiento. Acciones así suelen ocurrir a través del Estado, una organización con el poder para prohibir, perseguir y castigar, usando la violencia si es preciso. Cuando el Estado se opone frontalmente a una actividad económica, esta puede terminar en la clandestinidad; cuan- do se opone a un agente económico, este puede terminar en la inhabilitación o la cárcel.
LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6
Los mecanismos más difusos de la deslegitimación cobran la forma de desconfianza genera- lizada hacia la empresa, que puede obligarla incluso a fraccionarse y cambiar su nombre para
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