6 Ética de las Finanzas 180718

23 Primera parte

organización va a cambiar a tu gusto; más bien, los otros miembros de la organización se pregun- tarán por qué estás allí si te parece que todo debe hacerse de otra manera. Lo normal es, al revés, adaptarse a lo que te encuentras, actuar como todos, participar en lo que ves hacer a tu alrededor. Más todavía cuando al entrar en la organización te estás colocando (voluntariamente) como subordinado en un esquema jerárquico. Entonces aceptas que te digan “lo que hay que hacer”, esto es, que te ofrezcan soluciones consistentes con la cultura de la organización para los diver- sos problemas ordinarios que no requieren mucha meditación, sino que pueden ser abordados con respuestas más o menos prefabricadas, como por ejemplo un protocolo de actuación. En este caso, se trata de que esas respuestas no sean las tuyas personales, sino las de la organiza- ción, las propias de la cultura con que ella quiere ser vista. Por eso debes aprenderlas, no nece- sariamente las llevas contigo. La influencia de la cultura organizacional sobre la moralidad del individuo ocurre a menudo por el límite personal a la disonancia cognitiva entre ambas. Tendemos a cerrar la brecha entre nuestra acción, aunque esta ocurra por imperativo organizacional, y nuestras convicciones éti- cas personales, porque la brecha o disonancia nos hace ruido y nos molesta. Aparte del recurso siempre presente de cambiar de organización si nos encontramos a disgusto donde estamos trabajando, ese cierre de la disonancia puede hacerse actuando cada vez más según nuestras convicciones morales conforme ganamos poder en la organización, pero también puede ha- cerse cambiando de convicciones personales según la acción que la organización demanda. Es decir, podemos abordar la disonancia desde nuestra capacidad para configurar la organización a partir de nuestras convicciones éticas, o desde la capacidad de la organización para configu- rar nuestras convicciones éticas a partir de la acción que exige de nosotros. Nos detendremos más en ello en el capítulo 7, pero lo dejamos aquí indicado, antes de volver a las interacciones sociales en general. Desde el punto de vista de la relación entre dos agentes, el problema más importante relacio- nado con esto probablemente sea el de la mutua confiabilidad. Cada forma de colaboración interhumana, a diferencia de nuestras actuaciones unilaterales sobre la naturaleza, dependerá en buena medida de cómo la tome la contraparte, potencial o actual. Si el otro cree en la cola- boración que se le ofrece, si cree en quien la ofrece, entonces esa colaboración tendrá lugar en un ambiente de confianza. Si no cree, la desconfianza procurará toda una serie de mecanismos de aseguramiento, o bien abortará la operación. CONFIABILIDAD Y LEGITIMIDAD

El mercado se basa en la confianza en la contraparte de cada contrato. Y muy especialmente en las transacciones financieras, en las que transcurre un plazo tiempo entre el momento inicial

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