6 Ética de las Finanzas 180718

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Dedicaremos más adelante un tema completo a la participación del trabajador en finanzas den- tro de la empresa en la que, quizás, se encuentra. Aquí nos limitaremos a notar que la interacción entre la ética de la persona y la cultura moral de la organización en la que participa, es compleja. Hemos dicho ‘cultura moral’porque esta es, en efecto, la forma que adopta la moralidad cuando no es un asunto personal sino colectivo, no de la elección personal sino de las formas regulares de elegir y reaccionar de un cierto grupo, que lo identifican frente a los demás miembros de la sociedad. No hay duda de que los grupos se encuentran con el mismo ‘problema moral’ que las personas: sus reacciones y conductas no vienen predeterminadas por alguna programación intrínseca, sino que deben ser pensadas y elegidas. La organización debe actuar de una manera propia, que el resto de la sociedad reconozca. Hace falta por ello cierta unidad de acción, y por tanto de decisión para actuar. Es más, la acción debe ocurrir en un cierto plazo a partir del suceso que la desencadena: una queja debe ser res- pondida en un número de días; un nuevo producto o idea tiene una fecha de lanzamiento tan pronto como es tomado en serio, etc. Para que esto ocurra, la organización ha de contar con alguna forma interna de llegar a una decisión colectiva a partir de las preferencias y las opinio- nes individuales. Por ejemplo, puede tener unos valores o principios inviolables, un sistema de discusión de alternativas que pasan el filtro de esos valores, y otro de toma de decisiones entre las alternativas. Todo ello debe producir las decisiones que la organización necesita; y el con- junto de las decisiones, visto en el tiempo, dará a sus trabajadores y a los demás miembros de la sociedad la idea de cuál es la cultura moral de la organización: esta toma en cuenta el impacto sobre el medio ambiente, aquella no lo hace; esta se preocupa por sus trabajadores, aquella por no ser denunciada por romper la ley laboral; etc. La relación entre la ética del individuo y la cultura moral de cualquier organización en que participe, es compleja. Por una parte, qué duda cabe de que las opciones éticas individuales modifican la cultura de la organización. La persona, con su ética propia, aporta algo a los pro- cesos organizacionales de decisión, aunque sea poco y marginal. Por otra parte, su mera pre- sencia, la cooperación a la vida de la organización con su pertenencia, su esfuerzo, su dinero, o lo que quiera que contribuya, ya supone una cierta aprobación personal de los fines de una organización y de los medios que utiliza para alcanzarlos. Si no estoy de acuerdo con los fines o los medios de una banda de delincuentes, lo primero probablemente sea no participar en la banda sino buscar alguna cosa mejor que hacer. Pero también se da la influencia contraria, sobre la que nos detendremos más en el capítulo 7. Las organizaciones tienden a cambiar la moralidad de la persona por conformación social de las pre- ferencias individuales. Cuando entras en una organización, te encuentras su cultura moral como un dato al que ajustarte personalmente. Siendo el último en llegar, no puede pensarse que la

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

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