6 Ética de las Finanzas 180718
219 Tercera parte
tencias…, es positivo en un mundo financiero cada vez más globalizado; pero de esto hablare- mos más adelante.
16.3. ALGUNOS PROBLEMAS
Partiendo de que la regulación es necesaria, aparecen enseguida diferentes dilemas que se ha de plantear el regulador si busca el bien de los diferentes agentes y del conjunto de los ciuda- danos; son dilemas, en consecuencia, con un importante contenido ético. La transparencia, en principio, es buena, tanto para que los agentes decidan con la mejor in- formación y en condiciones de igualdad, como para la eficiencia del sistema. Además estimula la autorregulación: es más difícil obrar de forma no ética o meterse en aventuras peligrosas si muy pronto se va a saber. Pero en banca, comunicar un exceso de información a personas poco formadas, puede ocasionar pánicos. Recordamos cómo la simple noticia de la intervención de Banesto por el Banco de España el 28 de diciembre de 1993, provocó largas colas en las oficinas del banco sin ningún motivo; ¿se imagina el lector lo que sucedería si se anuncia que un banco no tiene dinero suficiente para pagar a sus cuentacorrentistas? También puede quedar dañada la imagen exterior del sistema por una interpretación sesgada de los resultados de unos tests de estrés. La pregunta es muchas veces: ¿qué información y cuánta debemos dar? Un exceso de transparencia puede llegar, incluso, a estimular a los gestores a asumir grandes riesgos. Cuando todo el mundo conoce los problemas de un banco, si las autoridades lo per- miten, es fácil que sus directivos se embarquen en operaciones de alto riesgo: si sale bien nos salvamos todos, pensarán, y si sale mal nos hundimos (lo mismo que si no hacemos nada). Esto puede ser elegantemente explicado por la teoría de opciones, tal como propusieron Black y Scholes (1973). De hecho, en una situación cercana a la quiebra, los propios accionistas pueden pedir que se invierta con el máximo riesgo. Tal vez, con menos transparencia, no conociéndose la situación del banco, los directivos fueran más prudentes para no asustar a los mercados. El exceso de información, vemos, puede ser tan malo como su escasez: algunos folletos informa- tivos sobre fondos de inversión, o sobre otros productos financieros, contienen información que muchos clientes no entienden. A veces se obliga a un nivel de detalle que solamente es útil, si aca- so, para un especialista. No es fácil encontrar el términomedio, pero nosotros seríamos partidarios de una información breve, clara y veraz, mejor no demasiado técnica, dejando los tecnicismos para el que desee acudir a la web de la institución, donde sí se puede informar exhaustivamente.
Otro problema al que hemos asistido en España ha sido la tendencia a la concentración del sis- tema financiero, impulsada por nuestras autoridades económicas. Tiene ventajas como la posi-
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