6 Ética de las Finanzas 180718
193 Tercera parte
Como aseguradoras de créditos hipotecarios y reaseguradoras, se beneficiaron de su condición de empresas semi-públicas, que les permitía obtener préstamos a tipo de interés más bajo que el de mercado. Bajo el manto del bien social que era permitir el acceso de todos los america- nos al mercado hipotecario, contribuyeron de forma notable al crecimiento de la burbuja en el mercado de las subprime americanas. Fannie Mae tenía acceso al pool de hipotecas, y revendía las de más riesgo haciendo uso de su información superior. El mercado pedía un tipo mayor sabiendo esta selección. Además parti- cipaba en la concesión de créditos y en asegurar el pago del principal en el proceso de tituliza- ción. Cuando la crisis estalló, el gobierno americano hubo de salir a su rescate. Los seguros, como los bancos, tienen un efecto multiplicador en el público general. Cuando la catástrofe ocurre, el gobierno no puede dejar desamparados a los ciudadanos. Al mismo tiem- po las empresas de seguros pueden actuar de forma ventajista rehuyendo sus obligaciones para cargarlas sobre el gobierno en el momento del siniestro. O, de forma más premeditada, determinando unas primas inferiores a las que corresponderían si no contara con la cobertura del gobierno. El sentido ético de las empresas de seguros no es fácil de medir en las grandes catástrofes: siempre surgirá la duda entre si las coberturas no eran tan amplias como gustaría una vez que la desgracia ocurre, o es que la aseguradora no cumple. Dentro de la organización de los seguros, como en toda empresa financiera, puede haber asimetría de información sobre los productos negociados, y una capacidad de negociación superior. El negocio de seguros tradicional ha tratado de minimizar el coste de agencia y el riesgo moral comercializando los seguros a través de mediadores o agentes especializados. La relación a largo plazo del asegurado con el agente hace que los costes de agencia bajen y que la posibilidad de comportamientos ventajistas del asegurado se reduzca por el conocimiento personal. Por eso es más fácil negociar seguros a través de entidades bancarias, sin la mediación personalizada de un agente fijo, cuando el comportamiento del asegurado no tiene incidencia: en los seguros de vida, sobre todo los seguros de ahorro y jubilación. La relación del agente con la empresa de seguros es una relación profesional a largo plazo, que minimiza el riesgo moral y la asimetría de información. Aun así siempre pueden darse comportamientos reprobables en los dos lados. El agente se puede aprovechar del cobro en efectivo o del pago de la indemnización. La empresa de seguros puede permitir que se pro- duzca la discriminación de precios entre los asegurados si el agente no adapta las primas a las nuevas tarifas. 13.4. CONCLUSIÓN
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