6 Ética de las Finanzas 180718

181 Tercera parte

cobrando sustanciosas comisiones en el proceso de compraventa; algunas empresas, acome- tiendo decisiones de inversión cuando todo se vendía, o permitiendo el reparto de dividen- dos a costa del sobre-endeudamiento. En el proceso de una burbuja todos los beneficiados tienden a negarla, los medios de comunicación la ensalzan, la opinión pública se convierte en experta en el activo. El público en general tiende a no considerar la irracionalidad de los precios que suben. Cuando estalla la burbuja aparecen los grandes perdedores, pero es demasiado tarde para reaccionar. Es muy difícil asignar responsabilidades a los partícipes en el proceso. ¿Fue ético contribuir al calentamiento de la burbuja dando hipotecas? ¿Lo fue incrementar el periodo de las hipotecas a 40 años y otorgar el 110% del valor de la vivienda trucando las valoraciones reales? ¿Es el trabajador del banco que concede la hipoteca quien tiene un com- portamiento no ético? ¿Es el departamento de riesgos del banco, que aprueba la hipoteca, el que con su laxitud en la medición del riesgo causa la catástrofe que se avecina? La organización dio incentivos a los comportamientos de beneficio cortoplacista a todos los niveles del banco: cuanto más negocio mejor. Entramos así en la megalomanía del crecimiento y la pérdida de perspectiva del riesgo en que incurre la entidad a largo plazo. Hay cierta soberbia en la ac- tuación de los agentes especializados dentro de las burbujas: pensar que la inteligencia de la organización sabrá cuando salir. Pero es una soberbia colectiva, de la que resulta difícil aislarse. En el caso de los créditos y las operaciones a largo plazo, el sistema de incentivos tiene un efecto perverso adicional a través de la medición de resultados: ¿cuánto gana el banco con un crédito hipotecario? Los trabajadores del banco serán compensados en una u otra manera en función de su contribución al beneficio. En las operaciones financieras, el beneficio se mide por el valor actual neto de las operaciones, el VAN. Cuando los tipos a los que se descuentan las cuotas del préstamo no consideran apropiadamente el riesgo de las operaciones, los resultados estarán mal medidos, serán superiores a los que corresponden realmente a la operación. Como ya vi- mos en el capítulo 5, cuando el mercado es muy optimista acerca del futuro, la medición del riesgo de las operaciones de crédito se vuelve laxa, los spreads que el banco carga a los créditos son muy bajos, y el VAN calculado de las operaciones de crédito será alto. Con estas premisas lo importante es dar muchos créditos, incrementar el beneficio del banco. Desde el punto de vista de las oficinas bancarias cuantas más operaciones se realicen mejor. Las consecuencias de las malas decisiones se verán en el futuro, a lo largo de toda la vida del préstamo, cuando la morosidad aumente. Por lo pronto el beneficio del banco ha aumentado. La responsabilidad en la concesión de crédito va en cascada, desde la cúpula que mide los re- sultados de forma sesgada hasta un sistema de incentivos que conduce a la falta de prudencia en la gestión. Una falta de prudencia que pagan en último extremo los contribuyentes al resca- tar a la entidad con dinero público.

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