6 Ética de las Finanzas 180718
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1.2. LA VIDA MORAL
DIMENSIÓN PERSONAL
El punto de partida de nuestro desarrollo es una cierta concepción de la existencia humana: mientras el pasado y el presente están cerrados –son lo que son; pueden interpretarse pero no realmente cambiarse en sus hechos–, el futuro no lo está –depende en parte de nuestras opciones y de las de otros como nosotros–. Con otras palabras, cuando la persona humana está involucrada, ningún futuro es el resultado mecánico de un pasado. Incluso donde la per- sona parece pasiva, como puede ocurrir en un accidente o una enfermedad, el sujeto tendrá una actitud diferente y es probable que unos resultados de recuperación muy distintos, según interprete el suceso. Necesitamos que no haya vida personal posible, por ejemplo, que la per- sona quede en coma, para que podamos pensar en un proceso clínico meramente mecánico (entonces, expresivamente, decimos que está “como un vegetal”). Ello significa que la libertad humana establece una discontinuidad en la cadena causa-efecto, o en términos más biológicos, en la cadena estímulo-respuesta. La discontinuidad ocurre en cuanto interviene la acción humana en el suceso. En esa acción entran en juego cuatro aspectos o facul- tades que nos interesan:
LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6
• La intencionalidad , por la que situamos el evento en una cadena deseable de las causas y efectos que queremos producir, para formar una narración mayor de sentido.
• La sensibilidad o los sentimientos , que nos proporcionan una heurística afectiva para acotar el espacio en que buscamos caminos a nuestra intención.
• La racionalidad , por la que identificamos alternativas y evaluamos qué conducta nuestra nos conducirá mejor a las finalidades que intencionalmente hemos elegido.
• La voluntad , por la que, de entre las alternativas que se nos abren, elegimos la que promete racionalmente más desde el punto de vista de las intenciones, generando mayor o menor conflicto o coincidencia con nuestros sentimientos. Una acción moral es por tanto una acción humana, que tiene sentido porque persigue una intención, lo hace después de un examen racional y de una elección por la voluntad, y sigue o bien critica una cierta intuición de los sentimientos. Una acción así es propiamente nuestra, y podemos ser llamados por los demás a responder de ella. Dicho con palabras del filósofo Xa- vier Zubiri, nos apropiamos de ella porque es nuestra, al mismo tiempo que ella se apropia de nosotros, haciéndonos ser quien la realizó.
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