6 Ética de las Finanzas 180718

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que el riesgo que corre corresponde a la venta de una opción put , y lo que es más: si está dis- puesto a correr ese riesgo el banco debería ofrecerle una rentabilidad, por ejemplo, del 10% y no del 8%. El banco coloca los productos básicos de crédito o depósito unidos a activos derivados porque su opacidad le permite obtener mayores beneficios. El objetivo final de los nuevos productos financieros parece ser el incremento de la rentabilidad del propio banco más que la satisfacción de las necesidades de inversión del cliente. El depositante no es consciente del precio que se le está cargando o los riesgos ocultos detrás de un producto que no entiende. También es cierto que los clientes no ven lo que no quieren ver. Estos productos parecen ofre- cerles una manera de participar en la euforia del sistema financiero, el cual sin embargo les deja en principio sin capacidad propia de operar en los mercados, porque son demasiado peque- ños. Como en muchos timos, la avaricia del timado constituye el factor clave para hacerlo picar. El comportamiento ético falla por ambas partes. ¿Quién es el responsable de estos abusos en la institución financiera? Como diría Galbraith (2004) no es culpa de nadie, y es culpa de todos. Resulta de las reglas del juego asociadas a la prevalencia de las grandes corporaciones. Un sistema de valores que prima el resultado eco- nómico a corto plazo y el sistema de incentivos de la alta dirección, llevan a esta situación. A la dirección del banco le interesa maximizar los beneficios, lo que se consigue vendiendo pro- ductos que dejen margen de ganancia. Los incentivos al último trabajador en una oficina están alineados para que el trabajador venda estos productos. La responsabilidad individual queda diluida en aras del beneficio de los gestores, que es el de la organización a corto plazo (pero por el problema de agencia que vimos, puede no serlo a largo). En muchos casos, el trabajador en una oficina no sabe qué está vendiendo exactamente. Sus superiores en el banco le dan la consigna, los argumentos de venta. Difícilmente podrá trans- mitir al cliente los riesgos de un determinado producto cuando él mismo no los conoce bien. Pero sabe que su complemento salarial y la estabilidad en su puesto de trabajo depende de los resultados que obtenga vendiendo estos productos opacos. Para algunos trabajadores es mejor tener la duda de qué venden que la consciencia de que están engañando a clientes que confían en ellos. La banca cuenta además con un mecanismo para proteger a sus trabajadores: el cambio de oficina. Cuando el cliente viene a reclamar, la persona que tiene delante ha cam- biado; se enfrenta a la gran burocracia del banco, donde nadie da la cara, nadie es responsable. El sistema está organizado de forma que el trabajador individual tenga poca consciencia de la ética global de la operación: ¿quien le vendió preferentes a su padre era consciente del produc- LA DILUCIÓN DE RESPONSABILIDADES

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

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