6 Ética de las Finanzas 180718

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problemas llegan, la tentación de ocultar las pérdidas y el exceso de endeudamiento es grande. Enron, Parmalat, Astroc o recientemente Pescanova, son ejemplos del éxito aparente de empre- sas que en realidad están precipitándose al vacío, y manipulando los libros para esconder sus resultados negativos. El problema es múltiple en estos casos: políticas de crecimiento arriesgadas y con negocios no siempre transparentes, financiación de ese crecimiento con operaciones que incrementan el riesgo, y manipulación de la información. ¿Dónde estaba el Consejo en este proceso? El proble- ma de los minoritarios no es tanto la participación en el crecimiento, al que muchos se apun- taron alegremente cuando las empresas subían en bolsa, sino la incapacidad del Consejo para detectar la información falseada. En muchos casos el proceso de ocultación y falsificación de la información ha durado largo tiempo. ¿Qué hacía el Consejo? Es cierto que en algún caso esto se hizo en connivencia con los auditores. Pero, ¿tenían los miembros del Consejo una visión tan parcial de la empresa como para no detectar la contabilidad falseada? Se pone de manifiesto aquí el papel fundamental de la Comisión de Auditoría y Control, y su implicación a fondo para contrastar las políticas que objetivamente se observan y las inconsis- tencias que puedan surgir con los documentos presentados. La labor conjunta de la auditoría externa y el Consejo ha de trabajarse profundamente. Son los miembros de la Comisión de Auditoría quienes debieran dar explicaciones en la Junta de Accionistas de las salvedades de la auditoría externa. Esto exige algo más que la mera inspección superficial de las cuentas pre- sentadas por la dirección. En otros casos, cuando los resultados se tuercen el Consejo puede decidir vender los activos extra-funcionales y pagarlos como dividendos, descapitalizando así a la empresa. El consejero ha de informarlo, si es preciso votar en contra, y ello ha de quedar registrado en acta para no ser responsable cuando la compañía entre en concurso de acreedores por una conducta contraria al interés de la empresa tomando en cuenta los intereses de todos los stakeholders , del que debe cuidar finalmente el Consejo. Un claro ataque a los intereses del accionista minoritario puede ocurrir en la empresa pequeña, cuando las cosas van mal y el accionista mayoritario decide dejar de pagar dividendos para compensar con la caja sus problemas en otras empresas a través de préstamos intra-grupo. El socio minoritario no puede sino esperar al concurso de acreedores. Está comprobado que las empresas que cuentan en sus consejos con accionistas puramente financieros tienden a tomar posiciones más arriesgadas. En las pequeñas empresas hay ejem- plos múltiples de posiciones financieras y estrategias arriesgadas; de ellas solo nos enteramos cuando van muy mal. Es el caso de las empresas de reciente creación que necesitan fondos y

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

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