6 Ética de las Finanzas 180718
161 Tercera parte
elusión fiscal, es el legislador, si quiere, el que debe arreglarlos. Mientras no lo haga la elusión podría ser aceptable. Algunos van más allá, y desde posturas libertaristas radicales entienden que el Estado no tiene derecho a interferir en su libertad individual y no tiene por qué obligar- les a pagar impuestos. Pero sin llegar a estos extremos, hay bastantes personas que creen que las arbitrariedades del sistema fiscal y la discutible forma de utilización por parte del Estado del dinero recaudado, justifican la evasión de impuestos, asumiendo, pues “no queda más remedio”, que si los “pillan”pagarán la sanción correspondiente. En esta línea puede alegarse, por ejemplo: • Sin entrar en diferencias fiscales entre países (que pueden ser muy grandes incluso con his- toria, cultura y sistemas políticos similares), dentro de España, en unas comunidades se paga mucho por el impuesto de sucesiones y en otras no, o en unas hay impuesto sobre el pa- trimonio y en otras no, y esto es así a la hora de escribir estas líneas, pues cambia continua- mente. El “defraudador” se apoya en este hecho incontrovertible para argumentar que no se puede calificar de injusto dejar de pagar un impuesto que su cuñado no tiene que pagar por vivir en otra comunidad, o un impuesto que unos años no está en vigor y otros sí. Parece ló- gico aceptar algunas variaciones geográficas o con el paso del tiempo, pero una mayor esta- bilidad en el tiempo y en el espacio propiciaría una mayor aceptación del sistema tributario. • Además los más acaudalados, que normalmente también son los mejor asesorados, pue- den eludir fácilmente los impuestos mediante fórmulas ingeniosas, llegando en ocasiones a pagar poco o nada. Esto puede servir de justificación a quien, con menos medios, simple- mente no declara parte de sus ingresos. • También se argumenta, y con algo de razón, que con el dinero recaudado los políticos ha- cen muchos gastos superfluos (como ha ocurrido en España en los años de bonanza, e in- cluso después de comenzar la crisis económica en 2007: inversiones ilógicas, sostenimiento de burocracias de poca utilidad, gastos suntuarios…) o son ineficientes en su gestión. Partiendo de la idea irrenunciable de que hay que pagar impuestos, todo lo anterior puede hacer reflexionar al lector para valorar éticamente las diferentes conductas. Sin duda perseguir a los evasores, cerrar puertas a la elusión fiscal, avanzar en la justicia del sistema fiscal y en su estabilidad temporal y espacial, así como controlar bien en qué se gasta el dinero de todos, hará que las obligaciones fiscales sean éticamente más fáciles de exigir.
10.4. CONCLUSIÓN
Hemos repasado a lo largo de este capítulo dificultades éticas de los profesionales de la conta- bilidad. Hemos establecido, con la mayor claridad posible, la que es en nuestra opinión la fina-
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