6 Ética de las Finanzas 180718

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un cierto catedrático de Derecho: “si se aplicaran todas las normas y reglamentos al pie de la le- tra se paralizaría el país”. ¿Quién vería correcto que un joven no cruzara la calle dado que no hay paso de peatones (y no quiere infringir la norma), cuando en la acera de enfrente se ha caído una persona mayor y no hay nadie para atenderla? Jesús, nos cuenta el Evangelio, se saltaba la norma judía del sábado para curar, ¿te parece censurable? Desde el punto de vista ético, estos ejemplos nos sirven para notar que también las consecuencias, no solo los principios y menos aún solo las normas legales, deben ser tomadas en cuenta a la hora de decidir. Todos tenemos la impresión de que nadie cumple al cien por cien las normas, y no siempre es censurable cometer “pequeñas” ilegalidades; es más, en algunos casos extremos puede ser la actitud verdaderamente ética: ¿te parece correcto cerrarse en banda y no permitir que una mujer con baja maternal se acerque por la empresa a resolver un tema puntual, importante para la empresa y conveniente para ella? En ocasiones, el mantener una actitud ética puede suponer algunos riesgos legales. De igual manera, interpretar, dentro de lo razonable, algunas cláusulas de un contrato de manera favorable a nuestra empresa es lo lógico, y hasta lo obliga- do, para cualquier directivo empresarial. Tiene que defender, dentro de lo razonable, insistimos, los intereses de su empresa. Pero hay problemas todavía más complicados: en épocas de crisis económica muchas pymes pueden pasar a la economía sumergida, dejando de pagar impuestos y cotizaciones a la Se- guridad Social, amén de prescindir de leyes medioambientales o de seguridad en el trabajo. A veces tal “inmersión” es solo parcial, subcontratando en “negro” partes puntuales del proceso y/o haciendo en “B” parte de sus ventas. Evidentemente estos son comportamientos que la Administración debe perseguir, y cuando descubre el fraude, aplicar las sanciones correspon- dientes. Pensamos que no puede ser de otra manera, y si se establecen, por ejemplo, unas cotizaciones a la Seguridad Social, es para que las pague todo el que se encuentra en las cir- cunstancias establecidas en la norma; de no ser así estaríamos dando ventaja al que incumple, que podría resultar más competitivo que un buen cumplidor, al tener menores costes. Puede ocurrir incluso que una empresa poco competitiva desbanque a otras más competitivas al no cumplir las normas fiscales o de Seguridad Social: simplemente se ahorra así un dinero que puede compensar su ineficiencia en el manejo de otros costes. Esto ha ocurrido con alguna frecuencia en las crisis (hay interesantes trabajos al respecto analizando la crisis de los ochenta del pasado siglo), cuando empresas perfectamente legales se han desmontado, llevándose una parte importante de los procesos productivos a las propias casas de los trabajadores, como ocurrió por ejemplo en el sector textil y en el del calzado, pasando así una parte de su actividad a estar sumergida a los ojos de la Administración. Desde un punto de vista macroeconómico esta es una mala elección, pues estamos primando una organización ilegal, precaria e inefi- ciente (procesos de producción repartidos por las casas de los trabajadores) que puede triunfar sobre una más eficiente (fábricas en el sentido tradicional) pero que pierde competitividad al

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

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