6 Ética de las Finanzas 180718
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contractuales, explícitas e implícitas, concertadas con otros interesados, como trabajadores, proveedores, acreedores o clientes; y, en general, observando aquellos principios de res- ponsabilidad social que la compañía haya considerado razonable adoptar para una respon- sable conducción de los negocios». Puede, incluso, hacerse una lectura en la que se destaque cómo en esta postura los partícipes no accionistas están todavíamás protegidos que con los múltiples objetivos, pues sus demandas fun- damentales aparecen como limitaciones que“hay que cumplir en todo caso”. Aunque esto último se verá afectado por el nivel de “mínimos”que se plantee, que puede ser más o menos ambicioso. Un mínimo bastante evidente es cumplir las leyes, un nivel superior es autoimponerse un código ético (estableciendo, por ejemplo, límites a la contaminación más exigentes que los legales o evitando las regulaciones de empleo mientras la empresa tenga recursos) y así progresivamente. Algunos opinamos que este planteamiento resulta perfectamente coherente con el objetivo financiero; más aún, pensamos que es la interpretación correcta del mismo, pues cuando se ha- bla de maximizar el valor de la empresa, las Finanzas nos enseñan que dicho valor se debe cal- cular descontando una corriente indefinida de flujos de caja, o en lenguaje más común, el valor de la empresa va a depender de lo que esta proporcione a sus propietarios con una perspectiva de largo plazo. Vistas así las cosas, una empresa que no sea responsable con el medioambiente o que no se preocupe de sus trabajadores difícilmente resulta una buena apuesta en el largo plazo; más hoy en día, cuando la sensibilidad medioambiental se va extendiendo y los traba- jadores, lo quieran entender así las empresas o no, resultan cada vez más importantes en esta sociedad del conocimiento. El valor de la empresa en el largo plazo va a depender de la satis- facción de todos sus partícipes y ese valor es lo que queremos maximizar. En definitiva, las posturas aparentemente irreconciliables de los partidarios del objetivo financiero y los partidarios de múltiples objetivos, parece que se pueden reconciliar, tal como Inmaculada Freije y Fernando Gómez-Bezares (2006) plantean en una investigación realizada al efecto. Y vistas así las cosas parece que el objetivo financiero sí puede ser ético, aunque para que todo esto fun- cione mínimamente bien no solo hace falta que las empresas actúen correctamente; hace falta también que el Estado establezca un marco adecuado, como veremos en el siguiente apartado.
LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6
8.4. EL PAPEL DEL ESTADO Y DE OTROS AGENTES PARA QUE EL MODELO FUNCIONE
El objetivo financiero, según lo hemos matizado, entendemos que es un objetivo ético. El ob- jetivo final en este caso es el bien común, y un camino para conseguirlo es el aumento de la riqueza disponible para la sociedad que pretende conseguir el objetivo financiero: las empresas que hacen las cosas bien, asignando correctamente sus recursos, aumentan su valor (cum-
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