6 Ética de las Finanzas 180718

125 Segunda parte

4. Que las decisiones se tomen por consenso racional en torno al mejor argumento.

5. Que todos los presentes se comprometan a realizar la decisión finalmente acordada.

Podría discutirse en qué medida cabe acercarse más o menos a diálogos de esta calidad moral en un contexto corporativo. De hecho, también en materia de cultura de toma de decisiones las organizaciones son muy distintas. Las organizaciones contemporáneas intentan activar las capacidades y los puntos de vista de todos sus miembros, ampliando así el número de perspec- tivas y la probabilidad de que la decisión final sea acertada. Una organización vertical en que solo la cúpula decide, pierde la sensibilidad y la inteligencia colectiva que se forma a partir de sus empleados; es una organización menos competitiva en consecuencia. Así que en organizaciones modernas es frecuente que la toma de decisiones importantes sea pre- cedida de diálogos. Para que estos reflejen eficazmente la pluralidad de la organización, resulta pre- ciso que los directivos no se encuentren con que los demás trabajadores tratan de adivinar lo que ellos piensan, para decir precisamente eso. Es decir, es preciso que los demás puedan hablar libre e independientemente, sin temer represalias por parte de quienes detentan más poder que ellos. Por otra parte, a esos diálogos cabe invitar a más o menos de los afectados, sus representantes, etc. Hay algunos casos en que el ideal de invitar a todos los afectados no puede realizarse por- que una parte de la información o de las decisiones son secretas. Pero prácticamente siempre pueden tomarse en cuenta los puntos de vista de los ausentes, en particular si se encarga a alguno de los presentes la tarea de averiguar esos puntos de vista y representarlos lo mejor posible en la reunión. La tercera condición es quizás la más difícil de conseguir en concreto: ¿cómo convertir la toma de decisiones en un diálogo de razones, no en una negociación de intereses guiada por el poder de las diversas coaliciones presentes? La respuesta no se halla en realidad en una técnica sino en la calidad moral de los participantes y de la organización misma. No obstante, esta no emergerá si la alta dirección no es la primera en dar ejemplo, y funcionar desde un principio de racionalidad en todas sus tomas de decisión. De hecho, el diálogo solo será verosímil si quien de hecho tiene más poder es el primero en poner ese poder entre paréntesis para buscar la respuesta más verdadera. Las condiciones cuarta y quinta son una consecuencia de las anteriores. Si hemos aceptado discutir sobre la base de razones, el campo se estrecha rápidamente hacia las mejores razones. Quizás no concurramos en una sola, pero ciertamente la diversidad inicial de opiniones se ha- brá reducido considerablemente en la conversación. Sobre ese abanico reducido de alterna- tivas y razones morales para sostenerlas, el acuerdo será más fácil; y una vez alcanzado este, el compromiso de todos con él también será más espontáneo.

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