6 Ética de las Finanzas 180718
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7.3. EL ENTRECRUCE ENTRE LA PROFESIÓN Y LA EMPRESA
En realidad, las capacidades técnicas tampoco existen por sí solas. Los códigos de los colegios profesionales nos recuerdan que cada profesión u oficio en las finanzas obtiene su legitimidad de la aprobación social, esto es, de realizar un bien específico y reconocible a la sociedad (Hor- tal, 2002). El contable existe para dar una imagen verídica del pasado de la organización hasta su presente; el analista para ofrecer las mejores estimaciones posibles sobre el futuro y reco- mendar la opción más adecuada a los objetivos del cliente; el banquero principalmente para realizar la intermediación financiera que convierte los ahorros de una parte de la economía en recursos para la inversión en otra parte; el asegurador para cubrir riesgos con base en grandes números; y así con las demás profesiones. El empleado se encuentra en el entrecruce de dos normativas: la que proviene de su colegio profesional, que refleja las obligaciones de su profesión hacia la sociedad; y la que proviene de la empresa que, si todo está bien, señalará sus roles y deberes para con los intereses legítimos de la compañía y sus stakeholders , entre los cuales lograr beneficios ocupa un lugar estratégico prominente. Una empresa bien organizada desde el punto de vista técnico consistirá en una serie de puestos que pueden ser cubiertos con las combinaciones de habilidades profesionales que ofrece el mercado laboral, sin crear posiciones imposibles o muy difíciles de llenar bien. Algo análogo ocurre desde el punto de vistamoral: una organización bien construida es aquella que permite a cada profesional satisfacer su rol en la sociedad a través de su servicio a la organización. Si es preciso traicionar sistemáticamente el sentido de servicio a la sociedad propio de la profesión para que la empresa gane dinero, esto es, si la contradicción entre ambos intereses viene construida en la descripción del puesto, algo está mal; no solo en el puesto sino en la empresa misma. El orden de las prioridades debe dejarse claro: lo lógico, lo normal, es que el interés de la em- presa contribuya también al servicio de la sociedad; pero si hay contradicción entre los dos, sin duda hay que jerarquizar y elegir el escalón más alto. Igual que es moralmente repugnante servir a la sociedad a costa de la Humanidad, lo es promover los objetivos de la empresa a costa de que retrocedan los de la sociedad. ¿De qué sirve, en última instancia, un profesional exitoso en una sociedad fracasada? O con otras palabras, ¿en qué consiste el éxito profesional si no en la contribución de uno al éxito social?
LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6
7.4. LA EMPRESA COMO SUJETO MORAL COLECTIVO
La empresa constituye un sujeto moral colectivo con el que interactúan personas, otras em- presas e instancias estatales. Aunque hablen con una persona, ellos no tratan realmente con
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