6 Ética de las Finanzas 180718
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era el resultado de una internalización de los roles en que habían sido puestos, no de caracterís- ticas diferenciales de las personas. En posteriores trabajos sistematizó sus hallazgos sosteniendo que el comportamiento de cada persona podía explicarse por la combinación de tres factores: • Uno sistémico, que se refiere a la estructura del sistema y en consecuencia a las condiciones de éxito dentro del mismo. En el caso del experimento de Stanford la ‘prisión’ constituía ese sistema. En el caso de un empleado en finanzas, la persona se encuentra en un sistema eco- nómico basado en la propiedad privada y los intercambios de mercado tanto para consumir como para producir, que prácticamente le obliga a encontrar un empleo si quiere sobrevivir. • Otro más coyuntural, consistente en la situación en que se halla la persona dentro del siste- ma. En el caso del experimento de la prisión de Stanford, la característica más importante de esa situación estribaba en si uno era guardián o preso. En el caso de la empresa, la situación de cada cual comienza con la descripción (real) del puesto que ocupa. En esa descripción puede haber ya inscritos conflictos de intereses, abusos contra la buena fe de otros, proble- mas informacionales…, que vienen del diseño mismo de la posición, es decir, de las condi- ciones para tener éxito específicamente en ella. Y luego están las diferentes situaciones de decisión por que la persona en ese puesto pasa, las cuales pueden también ponerle frente a determinados problemas morales. Salvo situaciones límite, elegimos a qué empresas aplicar. Esta no es solo una decisión sobre cuánto esperamos ganar, cuáles son los prospectos de progreso profesional, etc., sino tam- bién una decisión moral sobre los condicionamientos que queremos para nuestra libertad. Mientras el sistema no lo elegimos, la empresa sí. • Finalmente, hay un tercer elemento estrictamente personal. En la prisión de Stanford como en la empresa, no todos reaccionan igual ante la misma situación. La heterogeneidad de los comportamientos depende mucho del temperamento del sujeto (las condiciones innatas de la persona que vienen con su carga genética) y de su biografía moral (las elecciones personales anteriores). Pero además cada cual hace en cada momento un cierto uso de la libertad que le permite ceder u oponerse a cualquier condicionamiento, venga de donde venga, si conserva la básica personalidad moral que hemos atribuido a los seres humanos: intencionalidad, inteligencia y libertad. Solo las personas que sufren daños severos en algu- no o varios de estos niveles puede decirse que no constituyen sujetos morales y no pueden elegir separándose de sus condicionamientos.
LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6
Esta distinción de Zimbardo entre tres niveles que influyen el comportamiento permite también situar a tres niveles la transformación de aquello que consideramos moralmente inadecuado:
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