6 Ética de las Finanzas 180718

109 Segunda parte

cada una de las partes afectadas sepa que el conflicto existe, de manera que pueda prestar a nuestra resolución de ese conflicto la credibilidad que esta le merezca, y no se engañe pensan- do que servir sus intereses es aproblemático para el profesional.

6.3. EL MERCADO Y OTROS INSTRUMENTOS PARA PALIAR ESTOS PROBLEMAS

Bastantes estudiosos de estos temas han defendido el papel fundamental que deben jugar los mercados en el control del problema de agencia y de muchos conflictos de interés; sin duda no les falta razón. Vamos a reflexionar sobre ello. Primero aclararemos que vamos a entender “control” en un sentido amplio, donde se incluye el control propiamente dicho (tal como lo de- finíamos más arriba) y la incentivación (que bien planteada ayuda también a que las personas actúen correctamente). Los mercados ayudan a controlar la actuación de los directivos pues al cotizar las acciones es- tán evaluando el desempeño de cada cual. Podríamos utilizar el símil de la liga de fútbol, que al clasificar a los diferentes equipos por los puntos que van consiguiendo, pone en evidencia qué entrenador lo va haciendo bien y cuál no; uno puede disculparse diciendo que ha tenido poco presupuesto, que si las lesiones, que si los árbitros, que si la mala suerte… pero si al final no consigue los resultados apetecidos probablemente sea cesado, y al revés, si los consigue o supera será renovado y con un mejor contrato. La cotización en bolsa de las acciones de una compañía pondría en evidencia, de forma similar, a los buenos y malos directivos, invitando a los accionistas a castigar a los malos y a premiar a los buenos. También los mercados estarían cotizando conflictos de interés, castigando a las empresas que no los resuelven adecuadamen- te o no fiándose de los estados financieros firmados por una auditora que tiene un historial demasiado condescendiente con el cliente. Se produciría así un círculo virtuoso, donde los que mejor lo hacen son más valorados, por lo que todos querrán hacerlo bien. Además la bolsa cotiza expectativas: valora las acciones por lo que van a ser capaces de producir en el futuro, como ya nos explicó John Burr Williams (1938), lo que implica valorar a los directivos por los resultados a largo plazo de la empresa. Hasta la crisis de 2007 esta visión ha tenido un amplio predicamento entre investigadores y practitioners , sobre todo en el mundo anglosajón. Después de la crisis no cabe duda de que el entusiasmo por el acierto en el control realizado por los mercados ha disminuido, pero no cai- gamos en el extremo contrario y reconozcamos el papel fundamental de los mercados como medio de control en nuestro sistema económico.

Para que ese control sea efectivo es necesaria la transparencia y pensamos que tanto los agen- tes económicos como el legislador deberían esforzarse en conseguir toda la que sea posible,

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