6 Ética de las Finanzas 180718
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ajenas a la propiedad de la empresa. ¿Qué garantía tenemos de que las motivaciones de los diferentes decisores coinciden con los deseos de los propietarios o, de una manera más amplia, con la misión de la organización? Y debe fijarse el lector en que nos estamos refiriendo a la “motivación” del decisor, no a su acierto. Una persona puede tomar una decisión animada por objetivos adecuados y equivocarse, y al revés; no es eso de lo que estamos hablando aquí, el problema que ahora contemplamos es cuando el decisor busca objetivos no coincidentes con los que han marcado los propietarios. Pensemos en una universidad de la Compañía de Jesús que ha señalado una misión para la institución, ¿cómo conseguir que los diferentes involucra- dos en la misma (profesores, directivos, personal administrativo…) presten a los alumnos y a la sociedad el servicio deseado si la gran mayoría no son jesuitas? El problema es del máximo interés para cualquier institución pública o privada, con o sin ánimo de lucro, y afecta de forma primordial a las políticas de personal (formas de selección, formación, promoción, retribución, etc.), pero aquí vamos a centrarnos en el problema de alinear los deseos de los altos directivos con los de los propietarios, si bien mucho de lo que diremos puede extenderse a otros colecti- vos de la organización. En economía hablamos de“incentivos”: los seres humanos respondemos a incentivos, monetarios o no monetarios, positivos o negativos. Incentivos que pueden ir desde lo más obvio: tu sueldo mejorará en función de los resultados de la empresa o ascenderás de categoría si has cumplido los objetivos que te habían sidomarcados en tu función anterior, a otros más sutiles como el apre- cio de tus superiores o la imagen entre tus compañeros. También puede actuar como un incenti- vo poderoso el miedo al castigo: el directivo que fracasa en una gran operación de adquisición de otra empresa sabe que tiene muchas posibilidades de tener que dejar su puesto. Precisamente los sistemas de incentivos son un instrumento muy frecuente para alinear los intereses de los directivos y los de los propietarios; el otro son los sistemas de control, tal como comentaremos a continuación. Pensemos en una gran compañía que cotiza en bolsa, con cientos de miles de pequeños ac- cionistas, la inmensa mayoría de los cuales tiene una participación insignificante en la entidad. A la Junta General de Accionistas asisten unos pocos de esos accionistas (la mayoría no tiene ningún interés en viajar hasta la sede social, dada su escasa inversión y su nula capacidad de decisión) que juntos representan una participación muy pequeña en el capital de la entidad, y los miembros del Consejo de Administración, que también poseen una pequeña cantidad de acciones de la empresa. Pero el presidente de la compañía tiene delegado el voto de una parte significativa de los accionistas que no asisten, con lo que fácilmente saca adelante todos los acuerdos que se someten a la consideración de la Junta, incluidos los de renovación de EL PROBLEMA DE AGENCIA
LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6
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