MANUAL NEUROMANAGEMENT
MANUAL NEUROMANAGEMENT
Cuando, al final de la jornada, uno comprueba que se ha comido la parte de elefante reservada para ese día, la satisfacción actuará como fuente de motivación para emprender el siguiente trozo. Si no es así, si nos dejamos llevar por el entusiasmo y la falta de realismo, proponiéndonos metas inalcanzables (elefantes), la frustración está asegurada y, además, posiblemente nunca lleguemos a comernos ningún elefante. La Lista Maestra es el registro de lo que hay que hacer. Se trata de ir anotando, sin más, todas las cosas pendientes. Esta Lista sirve para guiar la división de tareas grandes y complejas en otras más simples, mantener a la vista un índice de trabajos y tareas pendientes y realizados, y priorizar: junto a cada uno de los ítems de la lista se debe incluir un número del 1 al 3 según su prioridad (1 = alta). La Lista Diaria es el registro de todo lo que uno se propone hacer en un día. Hay que revisarla al finalizar la jornada, para comprobar qué se ha hecho, que ha quedado por hacer, por qué no se ha hecho lo que queda, y pasar lo pendiente al día siguiente. Lista maestra y lista diaria
Programación. ¿Cuándo hay que hacer lo que hay que hacer?
Programar consiste básicamente en asignar tiempos, plazos y fechas a las tareas y a los objetivos. Si éstos no han sido correctamente definidos, la programación o no podrá hacerse o será inadecuada.
El factor crítico de toda programación es el siguiente: conocer de la forma más exacta posible cuánto se tarde en realizar cada tarea.
A la hora de determinar cuánto se tarda en hacer una tarea concreta hay que evitar los falsos optimismos (“esto lo tengo yo hecho en dos horas, aunque la última vez que lo hice tardé 6...”) y hay que contar con la posibilidad de errores, problemas de algún tipo,... es decir desviaciones por cualquier causa. Se comienza siempre la programación por los objetivos a largo plazo. A continuación, se establecen los plazos de las tareas y subtareas, para terminar con la planificación del día a día. De esta forma queda en absoluta evidencia la repercusión de las pérdidas de tiempo sobre los objetivos generales. Unas cuantas horas perdidas aquí y allá pueden provocar, en programaciones condensadas, que el objetivo X no pueda ser alcanzado en el plazo establecido. Por esta razón, si bien es cierto que la programación del largo y medio plazo es esencial, no es menos cierto que el cumplimiento de la programación diaria es el mecanismo de control por excelencia: las desviaciones diarias de los plazos pueden corregirse, las desviaciones mensuales, con mayor dificultad y las semestrales (donde se puede haber acumulado una desviación de varios días) suelen ser irrecuperables.
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