MANUAL DIRECCIÓN GENERAL REVISADO
DIRECCIÓN GENERAL
Desde un punto de vista de cultura organizacional, las empresas innovadoras se caracterizan fundamentalmente por poseer tres aspectos en su ADN cultural:
Entorno amigable a nuevas ideas.
Cultura de experimentación.
Humildad para entender que muchas de las buenas ideas están fuera
Este punto de vista, aunque aparentemente obvio es realmente interesante. El entorno receptivo dentro de la organización es un buen punto de partida. Debe existir un ambiente que permita a las personas comunicar sus ideas, por descabelladas que puedan parecer. La organización debería ser capaz de recoger las ideas generadas en repositorios, analizarlas, destacar y comunicar las mejores y premiar y reconocer a aquellos que las generan. Una empresa en la que los empleados no se atreven a exponer sus ideas por miedo al ridículo o a la crítica no constructiva tendrá dificultades en ser innovadora. Sin embargo poseer este aspecto no es suficiente. Debe existir en la organización cultura de experimentación. Un cierto interés por la prueba y el error, por observar qué pasaría si… Existen sectores donde los clientes son más receptivos a nuevas ideas (como el tecnológico), aunque en todos se va a valorar positivamente la introducción de nuevos conceptos, independientemente del éxito comercial que finalmente puedan tener. Por supuesto, este tipo de cultura debe estar respaldada por inversiones por parte de la organización, no solo ni tanto en I+D como en la propia prueba de productos novedosos, lanzamiento de pilotos al mercado, pruebas con clientes, y en general una cultura del experimento que se puede heredar de ambientes más científicos. El tercer aspecto habla de lo que actualmente se viene a definir como “open innovation”, concepto que parte de la idea de que, aunque sea simplemente por un tema estadístico, los mejores nunca trabajan para la organización sino que se encuentran fuera. La organización debe tener la humildad de entender que la mayoría de las buenas ideas se les va a ocurrir a otros, a la competencia o que van a estar en forma de productos y servicios en otros sectores, muchas veces aparentemente no relacionados. Ser capaz de desarrollar un ecosistema de colaboración con otras empresas, muchas veces procedentes de otros sectores y de los propios usuarios de los productos y servicios de la organización va a ser una fuente de mucho valor para el desarrollo de ideas innovadoras.
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