6 Ética de las Finanzas 180718

60

por una relación de mercado, hay un empobrecimiento de la comunicación precisa y del com- promiso mutuo, por tanto una disminución de la calidad relacional. Eso no quiere decir que las relaciones de mercado estén mal. Al revés, son relaciones colaborativas, las que tenemos más a mano cuando no conocemos al otro y sería muy costoso llegar a conocerlo. Entonces, mejor colaborar con él a través del mercado que no hacerlo en absoluto. El empobrecimiento ocurre cuando se cambia una comunidad o una ciudadanía común por un mercado. Eso explica a su vez la paradoja de que maximizar la utilidad constituya una virtud para la mo- dernidad y un vicio para la antigüedad. Un vicio no en sí mismo, pero sí en las dinámicas a que puede dar lugar dentro de la persona y en la sociedad: por ejemplo, la avaricia y la ambición desatada. La modernización ha llevado, en la mayor parte de los lugares, a reemplazar comu- nidades y estructuras políticas con mercados. Esto a veces es más eficiente económicamente, a menudo menos estable, pero desde luego no es más eficaz desde el punto de vista de la felicidad. Lo sería tal vez si utilizáramos los bienes económicos para entablar más y mejores re- laciones personales, esto es, si los colocáramos como medios para un fin que está fuera de ellos mismos. Pero, según hemos visto, no es esa la lógica de la sociedad moderna. En la teoría microeconómica neoclásica, la rentabilidad de una inversión viene determinada por su riesgo y liquidez: a mayor riesgo mayor rentabilidad exigida. En toda decisión de inver- sión financiera, sea la compra de acciones, la concesión de un crédito o la toma de una posición en derivados, necesitamos un periodo de tiempo para obtener los resultados de la inversión: vender la acción, completar la devolución del crédito o liquidar el derivado. Los resultados de la inversión son inciertos. La incertidumbre viene dada por la dimensión temporal del hecho financiero, como vimos en el capítulo anterior. Entre ahora y el momento del vencimiento del instrumento financiero, pueden pasar muchas cosas; para empezar, podemos no seguir vivos nosotros o nuestra con- traparte. Muchos más sucesos son posibles, tanto personales como generales, que afecten los retornos de un negocio o la devolución de un préstamo. Habíamos dicho también en el capítulo anterior que la existencia de una dimensión temporal en los contratos financieros genera mayor incertidumbre cuanto mayor sea el plazo, y que para medir el grado de incertidumbre recurrimos al concepto de riesgo. El riesgo cuantifica la incertidumbre y nos permite hacerla parte de la evaluación matemática de los productos financieros. También habíamos mencionado que la medición del riesgo tiene limitaciones. En la mayor parte de los casos supone que el futuro tendrá dinamismos semejantes al pasado; y 3.6. LA RELACIÓN PERSONAL CON EL RIESGO

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

Made with FlippingBook - Online catalogs