6 Ética de las Finanzas 180718
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El mismo efecto puede estudiarse desde el punto de vista de la justicia. Según señalamos, la inflación puede tener un efecto macroeconómico neto negativo, pero además genera gana- dores y perdedores microeconómicos. Suele recurrirse a la inflación para sacar de problemas al gobierno, disminuyendo su deuda interna y dotándolo para sus proyectos de recursos ob- tenidos sin recurrir a un alza explícita de impuestos. El significado moral de esto es claro: las alzas de impuestos declaradas como tales admiten más discusión social que la pura subida inflacionaria; por tanto, pueden analizarse mejor desde el punto de vista de su justicia o injus- ticia. La subida de impuestos normalmente se aplica más sobre quienes consumen o ingresan más; la inflación, por el contrario, afecta a todas las rentas del interior del área monetaria, más cuanto más fijas, de forma que golpea especialmente a los pensionistas y a los trabajadores de niveles bajos, más fáciles de sustituir al mismo precio nominal. Supone también un traspaso de poder de compra de los acreedores a los deudores en moneda nacional, porque las deudas ahora valen menos. Evidentemente, si una decisión del banco central o del gobierno, poco o nada discutida pú- blicamente, tiene el poder de hacer más ricos a unos y más pobres a otros, eso implica que la inflación ha establecido un canal de enriquecimiento distinto al servicio prestado a los demás en el mercado. La inflación crea canales de enriquecimiento por el Estado más que por el mer- cado, aunque acabe concretándose en nuevos precios. Desde el punto de vista de la justicia, el enriquecimiento derivado de la inflación es cuestionable, porque esa riqueza no proviene de la cooperación con otros. De hecho, se sigue de la desgracia parcial de otros y, en la mayor parte de los casos, también del empeoramiento del sistema en su conjunto. Puede haber excepciones a esto último en los casos empíricamente recogidos en la curva de Phillips: a corto plazo, el efecto estimulante de la mayor oferta monetaria puede producir un em- pleo de los factores superior al desempleo de los mismos factores que produce la incertidumbre inducida por la inflación. El balance puede resultar entonces positivo, desde el punto de vista del número de transacciones económicas y por tanto de la cooperación humana, a cambio de incu- rrir en riesgos monetarios mayores a largo plazo. Esta es también una opción moral cuya opor- tunidad y alcance deberán ser discutidos públicamente. Y antes, claro está, habrá que discutir si la lógica de la curva de Phillips se aplica o no a la economía contemporánea que estudiemos, porque solo tiene sentido realizar opciones morales sobre posibilidades realmente existentes, y en concreto la validez actual de la curva de Phillips ha sido puesta en cuestión. Por último, vale la pena mencionar que tratándose de la moneda, nos encontramos en el te- rreno de lo cuantificable, por tanto de lo más objetivable desde nuestra mentalidad científica. Pero en el caso del crédito la confianza se deposita en cierto decurso de los acontecimientos personales y sociales en el tiempo; por tanto, es subjetiva. El hecho de que la objetividad y la subjetividad estén conectadas por un sistema de complejidad alta y poco conocida, hace
LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6
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