6 Ética de las Finanzas 180718

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CAPÍTULO 16 REGULADORES Y SUPERVISORES PÚBLICOS

16.1. INTRODUCCIÓN

LECTURAS MFIA Ética de las Finanzas LIBRO 6

A lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI ha habido diferentes “modas” respecto al nivel deseable de intervención pública en la economía, desde épocas en las que se ha defendido que el Estado asuma un gran protagonismo hasta otras en las que se ha propugnado una me- nor intervención. Una forma en la que las autoridades se hacen presentes en la vida económica es mediante la creación de un marco legal (más o menos extenso) y la vigilancia de su cum- plimiento. Concretamente nos referiremos en este capítulo a la regulación y supervisión del sistema financiero por parte de las autoridades públicas. Siempre habrá partidarios de una regulación financiera más estricta, pensando, por ejemplo, en la protección de los consumidores (que no les vendan productos inadecuados o que no les en- gañen), en tener unos mercados con limpia competencia (evitando monopolios, manipulacio- nes de precios o el uso de información privilegiada), en la necesidad de contar con unas institu- ciones solventes, etc. Pero también se puede sostener lo contrario diciendo que las regulaciones existentes son un corsé demasiado estrecho que limita la iniciativa, la innovación, la agilidad…, y que al adaptarse lentamente a las cambiantes necesidades de los mercados constituyen una rémora que lastra el crecimiento económico. En esta línea se manifiestan economistas muy re- putados como el Nobel de economía de 2013 Eugene Fama (véase Cassidy, 2010). Pero tras la crisis que comenzó en 2007 y que, a la hora de escribir estas líneas, seguimos pa- deciendo, no nos parece sensato defender una menor regulación. En nuestra opinión, una de las causas de la crisis estuvo en los fallos de la regulación y de la supervisión. En el caso espa- ñol, todos somos conscientes de que muchas entidades financieras se expusieron a niveles de riesgo muy superiores a lo deseable o que se comercializaron productos entre el público sin la suficiente información y conocimiento. Esto se podría haber evitado en buena medida con una correcta regulación y supervisión. Otra forma de enfocar el problema, con resultados semejantes, consiste en preguntarse por la eficiencia de la regulación pública en finanzas. Un exceso de reglas que acaban siendo inútiles para proteger, hechas más bien para esquivar la realidad, nos alejan de una regulación eficiente y flexible, capaz de cubrir lo que realmente interesa sin hacer de las finanzas una carrera por superar obstáculos ineficientes.

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