Manual Gestión de Proyectos Ágiles
Gestión de Proyectos Ágiles CAMINOS UNIVERSITY
Conclusión: En vez de definir un modelo lineal de gestión en proyecto (modelo cascada) que nos lleve del punto A (situación inicial / requerimientos) al punto B (producto entregado), la planificación mediante iteraciones se fundamenta en la identificación de puntos interme- dios (A’, A’’, A’’’) en los que definamos productos intermedios. Éstos nos permitirán validar los requerimientos y tomar nuevos, adaptándonos constantemente con el objetivo de alcan- zar la máxima satisfacción del cliente, fundamentada en la capacidad de encontrar errores atrapados (el cliente puede comprobar si el producto creado incrementalmente realmente se va ajustando a su visión de producto). DEL PENSAMIENTO ANALÍTICO A LA ACTITUD REFLEXIVA La gestión de proyectos tradicional se construye alrededor del pensamiento analítico, es decir, la capacidad de entender una situación y resolver un problema a partir de desagregar sistemá- ticamente sus partes. Incluye la identificación de las implicaciones paso a paso, la posibilidad de organizar las variables, realizar comparaciones y establecer prioridades de manera racional. Dicho modelo de pensamiento fundamenta la planificación lineal anteriormente comentada: • Corrige problemas basándose en el análisis de información que le proveen. • Desglosa un problema en varias partes relacionándolas lógicamente. • Es capaz de reconocer vínculos causales complejos. • Anticipa los obstáculos y planifica los siguientes pasos. A partir de las prioridades identificadas, realiza una distribución temporal de as actividades. Sin embargo, aun siendo importante el pensamiento analítico, el pensamiento ágil se funda- menta en la Actitud Reflexiva: sentido crítico, análisis de fuentes, detección y selección de los problemas, comprobación de las hipótesis, proyección, capacitación de realizar aportaciones personales y proponer enfoques. Las metodologías ágiles se tratan de un enfoque empírico y muy práctico, sujeto a la mejora continua: en lugar de largos periodos de análisis y discusión inicial, favorece la puesta en marcha de soluciones en pequeños pasos, análisis del resultado, y reorientación inmediata del proyecto en caso de no conseguir los resultados esperados. Bajo esta naturaleza, aun primando en la fase de planificación cierto pensamiento analítico, es fundamental abrazar la actitud reflexiva, ya que las fases de retroalimentación se fundamentan en la revisión de lo realizado y la satisfacción alcanzada. DEL CLIENTE/USUARIO PASIVO AL CLIENTE/USUARIO ACTIVO Retomando el modelo de cascada, podemos apreciar que actualmente, incluso sin darnos cuen- ta, realizamos un proceso en el que hay momentos que el usuario está excluido de nuestro proceso de desarrollo, más allá de la situación inicial y la meta final. A su vez, esto mismo ocurre cuando pensamos en nuestro modelo de relación contractual con nuestro cliente. En ambos ca- sos los dos agentes causales del éxito de nuestro proyecto (necesidades del cliente y aceptación del usuario final) quedan relegados a situaciones específicas donde contamos con ellos.
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