CASO PRÁCTICO GESTION DE LA ENERGÍA
CASO PRÁCTICO GESTION DE LA ENERGÍA
Para que una ciudad alcance el reconocimiento de “inteligente” o “smart” no es
estrictamente necesario planificar la creación de una Smart City como tal; bastará con
incorporar y desarrollar, de forma progresiva, criterios de sostenibilidad y eficiencia en
todos los ámbitos, así́ como implantar esta filosofía tanto en la Administración como en
los agentes económicos y sociales.
El éxito se alcanzará cuando estos criterios adquieran un carácter transversal y se
apliquen por igual en todas las dimensiones de la ciudad (edificación, gobierno,
economía, etc.). Los Ayuntamientos deben impulsar la implicación de todos los
integrantes de la sociedad, entre los que se encuentran:
La ciudadanía.
Las empresas del sector TIC (consultoras, operadoras, proveedores de
aplicaciones), encargadas de diseñar y desarrollar la componente
tecnológica de las Smart Cities.
Las empresas del sector de la construcción.
Las empresas de servicios urbanos.
Organizaciones no gubernamentales implicadas en los campos críticos de
actuación (medio ambiente, transparencia política y económica, etc.).
El resto de Administraciones competentes en cada caso (Consejerías,
Ministerios, otras municipalidades).
Una vez identificados e implicados los agentes necesarios, la estrategia a
seguir para la implantación del concepto de Smart City en un municipio o
entorno determinado dependerá́ del contexto de cada caso en particular.
Para evaluar la viabilidad y la necesidad de desarrollo de cada uno de los
parámetros de la Smart City en estos supuestos individuales, se recomienda,
en primer lugar, analizar las siguientes tres variables para cada uno de los
factores que se desee contemplar:
El grado de desarrollo. Es necesario conocer la situación actual de la
ciudad o el entorno, en lo referente a cada uno de los factores a valorar.
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